Utilisateur:WCL21 BlaisePascal Sofia/Brouillon

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el negocio seguía siendo en gran parte artesanal y logró mantener su actividad gracias a los asignaciones de leche y azúcar que podía proporcionar la Confederación Nacional de las Heladorías de France. En septiembre de 1944, mientras Francia era liberada gradualmente por las fuerzas aliadas, los hermanos Ortíz fueron repatriados a Saint-Dizier con su familia. La familia vuelve a estar completa y puede así lanzar de nuevo el negocio de venta de helados. Ese año, la ciudad de Saint Dizier recibió a muchos soldados estadounidenses, grandes consumides de lo que llamaban “ice cream”. Entre ellos había muchos puertorriqueños y mexicanos, a menudos originarios de España. Fue une bendición para los hermanos Ortíz, que lograron comunicarse fácilmente con ellos en español y luego encontrar clientes habituales entre el ejército estadounidense desplegado en Haute-Marne. La compañía incluso llegó a lanzar en paracaídas, helado para los soldados estacionados en Bastogne el día de Navidad de 1944. Llegaron así a un trato con ella: los norteamericanos obtendrían su helado de forma gratuita, pero a cambio proporcionarían los bienes necesarios para la fabricación de dulces (palitos, sabores, máquinas ..) y darían cantidades suficientes de comida para los civiles. Gracias a ello, la actividad de la familia Ortíz se desarrolla, y consigue el mejor helado que jamás ha salido de su heladera gracias a materias primas importadas de Estados Unidos, reproduciendo a la perfección helados del otro lado del Atlántico. Porque además de este ventajoso intercambio, la intervención del ejército estadounidense también permitirá a la familia hacer su helado con más rigor. A lo largo de este período, es un major del ejército estadounidense quien supervisa la maniobra, centrándose en particular en la higiene y las condiciones en las que se crea el helado. Joseph Ortíz dirá más adelante que efectivamente fue en este momento cuando pudieron desarrollar buenos hábitos de trabajo. En ese momento, los Ortíz lograron comprar máquinas en Dinamarca para automatizar su producción de helados. Con este nuevo paso dado, la empresa familiar abre sus puertas a nuevos miembros, contratando a dos empleadosen 1940, luego a varios más en La Liberación. El período americano de los Ortíz pudo así dar un nuevo impulso a su empresa, dándoles una idea del extraordinario potencial de los palitos de helado.


Ouvrages

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  • Jean Garrigues, Miko : Le goût de l'entracte, Éditions du May, 1992, 117 p. (ISBN 2906450731)
  • Richard Batchelor, French for Marketing: Using French in Media and Communications, Cambridge University Press , 2010, 372 p. (ISBN 978-0521585354)
  • Bernard-C Galey, DE MEMOIRE DE MARQUES. Dictionnaire de l'origine des noms de marque, Éditions Tallandier, 1997, 324 p. (ISBN 2235021697)
  • Pascal Baudoin, Frédéric Plancard, et Michel Vagner, La (petite) histoire gourmande des (grandes) marques champenoises, Food Edtions, 2018, 168 p. (ISBN 2955349763)

Articles

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  • Jacky Durand, Coquillages et crèmes glacées, Libération, 22 juillet 2010 (lire en ligne)
  • Ana Vega Pérez De Arlucea, Los pasiegos que conquistaron el hielo, Degusta, 3 septembre 2019 (lire en ligne)
  • Rémy Lemoine, Ces noms qui ont marqué le siècle : Miko, Technica, janvier 2003 (no 534), p. 12
  • Frédéric Gouis, Miko, la marque bragarde, L'Union presse, juillet 2011
  • Chantal Bialobos, Pain dur et chocolats glacés, L'Expansion, 17 juillet 1984, p. 64-67
  • La saga de la crème glacée, Gazoline, avril 2001

Liens externes

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Télévision

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